Entrevista a J. R. Del Río

J.r. Del Río es un escritor argentino que está dando que hablar en España. En esta entrevista van a poder conocer un poco más al autor de «Muñecas para matar» y «Largo camino a Redención» entre otras historias. Los dejo con él:


¿Cómo llegó la literatura a tu vida?
Uf, casi te diría que desde siempre. Aprendí a leer desde muy chico (4 años) y empecé —una vez superados los libros de cuentos infantiles— con los cómics (aunque en esa época les decíamos historietas). Las mexicanas de superhéroes que llegaban a Argentina (Batman, Superman, la Liga de la Justicia y también algo de Marvel, como Spiderman y Hulk). Después me enganché muchísimo con las historietas de Columba (Nippur de Lagash, Mark, Aquí la Legión, me enamoré de Robin Wood, era literatura de aventuras en viñetas). De ahí, el salto a los clásicos de aventuras (Verne y Salgari, mis favoritos, aunque también Stevenson, Fenimore Cooper y otros) fue lo más natural del mundo. Antes de cumplir los diez años ya llevaba unos cuantos libros leídos.

¿En qué momento pensaste en ser escritor?
La escritura surgió, para mí, como una consecuencia directa de mi avidez y mi amor por los libros. Supongo que, como muchos, quise ponerme a escribir las aventuras que me gustaba leer. Mi primera “novela” (unas veinte o veinticinco hojas de carpeta escritas a mano) fue una aventura de piratas en el Mediterráneo, que escribí con once años, en pleno romance con Emilio Salgari y sus piratas de la Malasia. Lamentablemente la perdí.

¿Sos de investigar antes de ponerte a escribir?
Sí, no demasiado, pero lo suficiente para dar credibilidad a mis escritos y no cometer errores demasiado graves. Igual, trato de escribir sobre temas de los que tengo algún conocimiento básico, para no andar tan desorientado. (En Muñecas para Matar, por ejemplo, escribí sobre Bangkok en los 90, una ciudad que aún no he tenido el gusto de visitar en persona, pero que “recorrí” cinematográficamente docenas de veces).

Están publicando tus novelas en Ronin Literario ¿Cómo es escribir por entregas?
Una experiencia que he disfrutado —y disfruto— mucho. En primer lugar, porque es un aprendizaje sobre cómo llevar el ritmo de una historia, manejar los tiempos de la narración y dejarlo en el punto exacto para mantener a los lectores en suspenso (el cliffhanger, que le dicen). Además, trabajar con Víctor (Blanco) y David (Tourón) es todo un placer. He aprendido mucho colaborando con ellos, y siento que mi escritura se ha enriquecido gracias a eso.

En «Muñecas para matar» se nota una gran influencia por el cine ¿Cuánto influyen las películas a la hora de crear?
Mucho, tal vez (a veces) demasiado. Quiero decir, soy un autor muy visual, es lo que todos me dicen, lo cual por un lado es bueno, ayuda en las descripciones y en las secuencias de acción, pero al mismo tiempo te limita en otros aspectos. Ahora estoy tratando de usar todos los sentidos en la escritura, algo que enriquece el texto. Pero sí, soy de visualizar mis historias desde una perspectiva cinematográfica, sobre todo cuando escribo géneros con una fuerte base en el cine (como las artes marciales, la acción, o el western).
Reseña de «Muñecas para matar»

¿La conducta y la disciplina marcial te ayudaron como escritor?
Puede ser, más que nada a concentrarme mientras escribo, a mantener el foco en la historia. Eso sí, cuando estoy inspirado escribo muy rápido, puedo meterte tres mil palabras de un tirón y casi sin darme cuenta. ¡Hace algún tiempo terminé una novela corta en menos de dos semanas! Después tuve que revisar y corregir, claro.

Un argentino escribiendo en España ¿Cómo te sentís saltando el charco?
Comodísimo. Tuve que adaptarme a ciertos modismos y expresiones a la hora de escribir, pero no me resultó nada difícil, ya que la mayoría de la literatura que consumo en castellano viene traducida de España, y estoy familiarizado con eso. Además, tuve la oportunidad de conocer a gente genial del otro lado del charco, que me han ayudado muchísimo y con los que he trabajado (además de Víctor y David) y con los que sigo trabajando o espero volver a hacerlo. Puedo nombrarte a Julio Martín Freixa, Pako Domínguez, Raúl Montesdeoca y Néstor Allende (Dlorean Ediciones), Cris Miguel y Jorge Plana (Pulpture), Jorge Fernández Pérez (Editorial Hiboria) y pido disculpas de antemano por si me olvido de alguien, jaja.

¿Te gustaría escribir una novela ambientada en el Rio de la plata?
¡Sí! En realidad tengo una empezada, un policial negro con teorías conspirativas de por medio, al estilo del cómic “100 balas” (si no lo leíste, léelo, que es tremendo y encima lo dibuja Risso, un compatriota nuestro) pero la tengo medio abandonada, más o menos en la mitad. Quizá vaya siendo hora de retomarla…

¿En qué estás trabajando ahora?
Ahora mismo, en un relato de Artemus Black, un personaje que vive sus aventuras en la revista Anima Barda, en la que ya se han publicado dos de sus historias. Es un agente secreto al estilo James Bond (el de Sean Connery) o Nick Fury, pero en un mundo “pulp”, es decir, con experimentos genéticos, invasiones extraterrestres, monstruos marinos, etcétera. Esta sería la quinta aventura de Artemus (o la quinta parte de su historia porque, aunque son relatos independientes, siguen una continuidad). Hace poco terminé una novela corta de aventuras (al estilo Indiana Jones o Doc Savage, ambientada en el mismo mundo de ficción de Artemus Black) y también tengo un policial de artes marciales, al estilo Jason Bourne y ambientada en Hong Kong a principios de los 80, con agencias de inteligencia, organizaciones criminales y hasta una especie de Fu Manchú que anda dando vueltas por ahí. Las dos novelas andan buscando casa. ¡Espero que la encuentren pronto!

¡Sos productivo, eh! ¿No podés contar cómo es tu forma de trabajar en los textos?
En primer lugar, te comento que no llevo apuntes ni resúmenes, la mayoría de las veces ni siquiera sé cómo va a terminar la historia. Empiezo en base a una idea y uno o más personajes, después voy desarrollando… a veces me meto en unos callejones tremendos, pero casi siempre encuentro una salida. Aprovecho la inspiración y escribo de un tirón, después dejo reposar el texto, mínimo dos semanas, para olvidarme todo lo posible y poder leerlo con ojos de lector, en busca de errores.

¿Qué autores nos recomendás?
Stephen King me encanta, es material de best seller, pero de primera, el tipo sabe cómo escribir una historia y, sobre todo, cómo venderte a sus personajes. Y su hijo, Joe Hill, no lo hace nada mal. Para el policial negro y el thriller, Dennis Lehane (el autor de Mistic River y Shutter Island, pero de él recomiendo sobre todo las novelas de la pareja de detectives Patrick Kenzie y Angie Gennaro, en las calles de Boston, es excelente). Para las aventuras al uso, tipo Indy, Clive Cussler y su Dirk Pitt. Para la fantasía, Joe Abercrombie es mi favorito, lo considero el “Guy Ritchie de la fantasía medieval.” También me gusta mucho Andrej Zapkowski y su saga de Geralt de Rivia, con sus diálogos y la humanidad que imprime a los personajes. Y, por supuesto, George R. R. Martin.
No puedo dejar afuera a clásicos como Robert Howard (la fuerza que tienen sus relatos de espada y brujería, como Conan y Solomon Kane, trasciende las décadas y la sangre parece salpicarte la cara mientras lees.) Y H.P. Lovecraft, cuyo ciclo de los Mitos me parece uno de los mayores aportes a la literatura fantástica y de terror de todo el siglo XX.

Hablás de Stephen King y Lovecraft. ¿Para cuándo una novela de terror?
Es una asignatura pendiente, sí. Me gusta mucho el género del terror y he publicado un par de relatos… supongo que una novela sería el paso siguiente. Tengo dando vueltas en la cabeza algo al estilo Clive Barker (el autor de Hellraiser), con mucho gore y ambientado en nuestro país, pero por ahora es menos que un boceto. Veremos…

Muchas gracias por las respuestas y la buena onda.


Un resumen de la vida de J. R. Del Río:
Nací en 1977, en la ciudad de Bahía Blanca, donde a la fecha sigo viviendo. De chico sufrí de sobrepeso y bronquitis crónica, lo que me volvió prácticamente nulo para los deportes. Por lo menos hasta que vi mi primera película de Bruce Lee, allá por el 85, lo que me voló la cabeza y me mandó derecho a mi primera clase de karate (seguí siendo una nulidad para los deportes “convencionales”, pero me dediqué a las artes marciales, obteniendo mi cinturón negro de primer dan a los 15 años).
Me recibí de maestro de inglés (aunque nunca ejercí, salvo mis primeras prácticas) y, tras un breve (y accidentado) paso por la Escuela de Oficiales de Marina empecé a estudiar Derecho en la Universidad. Casi al mismo tiempo empecé a practicar Full Contact y kick boxing, compitiendo en distintas modalidades con bastante éxito (siempre de manera amateur).
A los 30 me casé, tuve un hijo y empecé a trabajar en una oficina de RRHH, más o menos en ese orden. Y acá sigo, casi 9 años más tarde. Escribiendo, trabajando y, tres veces por semana, entrenando MMA y agarrándome a golpes con chicos mucho más jóvenes.
Literariamente, mi primera publicación fue en la revista digital Axxon, ciencia ficción en red, en el 2014, con un relato de terror. Después tomé contacto con la editorial Pulpture, publicando en distintas antologías de géneros muy variados: espada y brujería, terror, humor, ciencia ficción y romance. También he publicado con Editorial Dlorean (un serial de Weird Western online, con vaqueros, indios y hombres lobo y un relato detectivesco hard boiled en el número 2 de su revista Planeta Neopulp. En la revista Anima Barda estoy publicando la serie de relatos de mi espía, Artemus Black y en la revista ¡Por Crom! de Editorial Hiboria estoy publicando una serie de Espada y Brujería de los Mantos Negros, agentes del orden en una corrupta ciudad medieval. Tengo dos novelas por entregas publicadas con Ronin Literario: “Muñecas para matar”, de acción y artes marciales y “Largo camino a Redención”, un spaghetti western recientemente terminado. Y tengo varios proyectos más, algunos ya acabados y buscando casa, otros en proceso.
¿Por qué escribo? Supongo porque tengo todas estas historias bullendo dentro de mi cabeza, tratando de salir… si no lo hiciera, capaz que sería como esos locos que andan hablando solos por la calle. Por eso tengo que contarlas, escribirlas sin importar si luego las leen 1000, 100 o 10 personas. O una sola.

Si quieren leer sus novelas lo podés hacer desde este enlace: RONIN LITERARIO



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