Reseña de El destino de las cosas últimas
Ayer terminé de leer
El destino de las cosas últimas de Matías Bragagnolo y me quedó un buen sabor en la boca, bah, no
creo que esa una buena frase para esta novela, pero la realidad es que me
gustó.
Lo primero que
disfruté fueron las palabras de Martín Sancia Kawamichi, que en la
contraportada habla sobre el autor y te tira un par de puntas de cómo va a ser
esta historia. Como bien dice él, esta es una historia de amor, y por qué no,
de superación personal.
Caca.
Hay mucha caca.
Pero ese es el marco
para que Danka, la protagonista, se enfoque en lo que puede y lo que le va a
pasar. La novela corta, o cuento largo -ya no sé cómo se clasifica eso- está
escrita en bloque, cosa que al primer golpe de vista me tiró un poco para
atrás; pero, una vez que empecé con ella, sirve, funciona. ¿Por qué? Porque
todo pasa el mismo día, la misma tarde, diría. Danka parte de su casa para ir a
un estudio de grabación. Punto. Cortita y al pie, pero no se crean que es un
puntilloso detalle del viaje, no es un paja mental, ni un onanismo del autor
que se quiere despachar de sus peleas personales hechas letras. La mayor
cantidad de párrafos son los que transforman a la protagonista, o los que la
hicieron lo que es. Lo dije medio difícil. Lo que hay en esta historia es ficción,
como por ejemplo: La vuelta al mundo en ochenta días –doy un ejemplo porque
hoy, la ficción está mal vista o no está tomada en serio-, bueno, acá hay un
viaje pornográfico de una actriz en peligro de extinción que recuerda todo por
lo que pasó para llegar a cumplir su sueño más privado.
Caca.
Debo felicitar a
Matías por sus detalles en la parte cinéfila del porno, muchas cosas no las
sabía, como los vagabundos que son adornados con peluches para que los actores
no tengan una eyaculación, por ejemplo. Por momentos recordé una novela que se
llama snuff de Chuck Palahniuk que
trata sobre el cine del porno y cómo se filmó una escena donde Cassie Wright, una leyenda del sexo
televisivo, está a punto de batir un récord sexual. Seiscientos muchachitos
deberán pasar por ella para concretarlo. ¡Una locura!
La escena que debe filmar Danka es del tipo escatológico. Con caca de ella y de otras actrices. Hasta ahí puedo contar, lo demás pasa por la cabeza enferma de Matías Bragagnolo y está disponible para los demás mortales gracias a Indómita Luz editorial.
La primera novela que publicó Bragagnolo fue Petite Mort (todavía se consigue si se sabe dónde buscar). Tiene un tono más noir, pero es además una tesis sobre la pornografía.
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