Andrea Fuseneco reseñó 25 noches de insomnio
Contratapa
El
terror psicológico, el humor negro, el horror sobrenatural y la apocalíptica
sensación de vacío existencial de la posverdad son los motores que ponen en
marcha a estas oscuras narraciones. Muchas de ellas se inspiran en hechos
reales a los que el autor sobrevivió para contarlos: el secreto del éxito de
Marcelo di Marco es sacar a pasear a sus monstruos bajo la tenebrosa y digna
luz de un plenilunio común a todos los que se atreven a sumergirse en las
profundidades del alma.
“A 25
noches de insomnio se
la juzgará, tal vez, como la obra narrativa más políticamente incorrecta de la
literatura argentina de principios de siglo. Lo que usted ahora mismo tiene
entre sus manos, estimado lector, es un futuro clásico de la fantasía y el
espanto. Así que tenga cuidado y sosténgalo con decisión. No, así no. ¡Con
decisión, dije, con el pulso bien firme! Con ganas de intentar que esta granada
de mano no le despedace la cabeza”. Pablo Di Marco, escritor.
Opinión
Si
hay algo que pocas veces transité, es el insomnio. Me desmayo con el cansancio acumulado
del día, a tal punto de no recordar en qué momento logré consagrar el sueño.
Cuando llegó a mis manos “25 Noches de Insomio” de Marcelo Di Marco, me propuse
leer las historias, dos o tres cada vez, total, el sueño me iba a invadir tan
rápido que no me iba a dar cuenta. Y bueno, no fue lo que pasó: lo devoré casi de
una sola vez.
Historias
simples, con personajes clásicos de terror y suspenso: asesinos, brujas, sótanos; a
su vez, aparece el cáncer, cuestiones de género como en “El Justiciero
de Palermo Soho” y el terror psicológico que te sacude. Marcelo logra mantenerte expectante, entre una historia y otra no te podés acomodar, tenés que seguir leyendo.
Contiene
cuentos breves y autoconclusivos con un distintivo toque realista, basado en
problemas de la modernidad en la que estamos inmersos, que sin duda me hicieron
acordar a los capítulos de Black Mirror, tal como “La mente humana es capaz de
todo”, un relato cargado de verdades, que cuando terminé de leerlo quedé conmocionada:
es una triste realidad femenina, el ideal de belleza y la no aceptación del
paso del tiempo.
Los
títulos de cada cuento me resultaban graciosos, de un estilo muy “argento” y
local, que cobraban sentido pleno al finalizar la lectura. Con remates
inesperados, cada relato deja una sensación en movimiento.
Lo
que más destaco de Di Marco son sus escenarios: reales y comunes como un cine,
un micro, un baño, o la casa de una tía, como en el caso de “Cuestión de herencia”, un legado
Navideño muy peculiar, una historia que hasta me dieron ganas de contársela a
Zoe, mi pequeña del corazón de 7 años, pero tenía que ver cómo manejaba los
momentos de suspenso que el autor proporcionaba antes del remate…
Quiero
destacar el relato “Papilla”, quien escuchó o conoce a Marcelo sabe que es un
maestro en el “Taller de corte y corrección”, y encontrarme con una carilla y
media sin puntuación, comenzando en minúscula, sin tabulaciones fue bastante
sorprendente. Pero les puedo asegurar que se entiende perfectamente la idea y
el relato te golpea, duro y asombroso.
Al
final del libro, el autor nos facilita y brinda información acerca de dónde
salieron los cuentos, su motivación al momento de crearlos; detalle no menor,
porque en más de un relato le pude dar una vuelta de tuerca y complementar la
idea final de la historia, tal como lo hace, entre otros autores destacados del
terror, Stephen King.
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