Coraza de cristal
Solo nosotros sabemos quienes
somos.
Escudados entre miedos y
escarmientos,
los forasteros solo ven nuestra
envoltura.
Hablamos un idioma extraño...
propio.
Ambos sabemos los secretos
vividos,
ante un reflejo nuestra vista
nos seduce.
Cambiando miradas y cualidades…
¡acorazados!
Un canje, golpes por sonrisas
baratas ante ustedes.
La gente observa, pretendiendo
entender…
solo nuestros adeptos conocen
las heridas
socorren a nuestros gritos y
sentidos.
Se interesan en las grietas de
nuestro cristal.
Los acorazados pasean por las
multitudes,
no los culpo, compartí su senda
por años.
Halagos y tormentas, cuando
internamente caes.
Un consejero recomienda encubrir
las miradas.
Desistan a su envoltura por un
instante,
apreciemos como somos, sin
disfraces ni caretas.
Dándonos cuenta de nuestras
verdades y falencias.
Sin mentiras, solo brillosas y
ásperas almas.
Esteban Di Lorenzo
Raúl Omar García
ResponderEliminarMuy buen consejo hecho poesía. Lástima que sea tan difícil, ¿no? Uno siempre vive de las apariencias aunque pretenda no hacer eso.
Saludos.
Anibal Fernandez
ResponderEliminarexcelente descripción, lugares por donde muchos pasamos, felicitaciones!
Juan Esteban Bassagaisteguy
ResponderEliminarGenial, Esteban.
Debo confesar (lo he hecho antes en blogs amigos...) que no me gusta leer poesía, por lo que es doble tu mérito al escribir «Coraza de cristal»: con textos así, brillantes, tan descriptivos de nuestras propias realidades cotidianas, estoy un poquito más cerca de poder romper esa barrera (aunque todavía me cuesta mucho, eh, ja).
¡Saludos!
Raúl Omar García
ResponderEliminarMuy buen consejo hecho poesía. Lástima que sea tan difícil, ¿no? Uno siempre vive de las apariencias aunque pretenda no hacer eso.
Saludos.
Se borraron los mensajes anteriores por un cambio en la configuración, procedí a ponerlos así. Espero que no moleste :)
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